29 Abril, 2022

En el marco del Día Internacional de la Tierra, 22 de abril, las empresas, marcas, celebridades, activistas y ciudadanos, invitan a la reflexión sobre los grandes desafíos que vivimos y, sobre todo, las acciones que debemos de tomar.


Cada decisión individual impacta al colectivo, y todos tenemos un rol importante para asegurar un futuro sostenible. Es un excelente momento para revisar tus hábitos y poco a poco moverte hacia un estilo de vida más responsable. También para cuestionar qué estamos haciendo desde nuestro rol de trabajo, al interior de nuestras empresas, ¿en dónde podemos inspirar e impulsar el cambio?


La empresa como ciudadano corporativo contribuye generando fuentes de empleo, productos y servicios que conectan con consumidores y clientes, procesos productivos que impactan en el entorno. Se debe analizar el impacto y la generación de valor en cada una de las actividades, cuáles son los desafíos, los riesgos y las mejores prácticas que debemos de atender.


Por años los científicos nos han dado datos alarmantes sobre el calentamiento global y los cambios que traerá. Es importante reconocer que esto va más allá del tema ambiental, al final la naturaleza siempre se regenera; el verdadero problema reside en cómo afectará a la humanidad, nuestra calidad de vida, e incluso la forma de producir y de hacer negocios como hoy lo conocemos.
La crisis climática surge a raíz de que hemos llegado al punto de que las acciones que se hagan o dejen de hacer en esta década impactarán contundentemente en el futuro, de ahí la relevancia de atender la agenda de objetivos de desarrollo sostenible.


El desarrollo sostenible no es una tendencia, es una necesidad y todas las empresas deberían contar con una estrategia ambiciosa y compromisos genuinos para asegurar la permanencia de su negocio. No debe confundirse con un programa o iniciativa, pues su valor es mucho más profundo. Es un habilitador de la estrategia de negocio, que impulsa cambios estructurales y culturales para minimizar riesgos y generar valor mediante el balance de los aspectos económicos, sociales y ambientales de la compañía.


Dicho enfoque te da un norte claro de cómo relacionarte de la mejor manera con cada uno de los grupos de interés, inspira la innovación y da un sentido de propósito que va mucho más allá del valor económico que genera la empresa.
Contar con una estrategia de sostenibilidad se ha convertido en una ventaja competitiva para atraer y retener al mejor talento, sobre todo a las generaciones más jóvenes. Generaciones mucho más conscientes y vocales de sus valores que buscan alinear su propósito personal con su trabajo.


La competencia por el talento ya no solo se da entre las empresas, hoy vemos al alza la preferencia por emprender, en donde los negocios sociales cobran mayor relevancia para los jóvenes. O los nómadas digitales, inspirados por el sentido de libertad, agilidad y adaptación.


Debemos asegurar en nuestras compañías culturas y entornos retadores y estimulantes, diversos e incluyentes, que fomenten la seguridad y el bienestar. Culturas conscientes y responsables que van más allá de producir y vender. Conectar con un propósito ambicioso, inspirador, que se permee en la cultura y sea sentido de orgullo para toda la familia de colaboradores y los distintos grupos de interés.


Autora: Mariel Jiménez, Asociada y Líder del Comité de Cultura de ERIAC Capital Humano

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