Resulta evidente que México ha sido
testigo de una transformación profunda en su legislación laboral, transitando
hacia un modelo que reta e impulsa a las organizaciones a garantizar justicia
laboral, democracia sindical y condiciones dignas para las personas.
La reforma laboral de 2019, respaldada
por compromisos internacionales como el T-MEC y la ratificación del Convenio 98
(OIT), marcó un cambio estructural, incorporando elementos clave como:
Además, han surgido iniciativas que
fortalecen los derechos laborales, como la Ley Silla, el derecho a la
desconexión y la tabla actualizada de enfermedades laborales. A estas se suman
propuestas en debate, como la reducción de la jornada laboral, que siguen
marcando la tendencia hacia entornos más justos y sostenibles.
Ante este panorama, resulta clave que
las empresas reconozcan los desafíos que enfrentan y actúen con decisión en la
prevención de conflictos laborales y los altos costos que conllevan. Algunas
acciones concretas que pueden marcar la diferencia incluyen:
Es la base legal
que sustenta todas las acciones preventivas. Sin cumplimiento, se pierde
legitimidad e incrementa el riesgo de conflictos.
Evita escalar
problemas a instancias externas, protege el clima laboral y fortalece la
confianza.
Cumplir con lo
esencial genera estabilidad y evita tensiones innecesarias.
Fomenta el diálogo,
la corresponsabilidad y la construcción conjunta de soluciones.
Son clave para una
cultura de respeto y prevención efectiva.
Fortalece la
legitimidad de los acuerdos y reduce la posibilidad de conflictos
estructurales.
Faculta a quienes
están en la primera línea de gestión laboral.
Permite anticiparse
a cambios y ajustar políticas internas de forma proactiva.
Fortalece el
vínculo directo con quienes viven el día a día de la operación.
Valorando el
bienestar económico y de flexibilidad laboral de las personas.
La cultura organizacional debe
garantizar que los valores corporativos se vivan cotidianamente y que la voz de
las personas pueda ser escuchada, por ejemplo, mediante encuestas de compromiso
y liderazgo, seguidas de planes de acción efectivos y decisiones firmes.
Es esencial considerar al sindicato
representante de las personas trabajadoras como un aliado estratégico de la
empresa. Juntos, de manera colaborativa, pueden impulsar el bienestar laboral,
manteniendo un clima organizacional óptimo donde impere la justicia y el
respeto por los derechos laborales, lo cual se traduce en mayor productividad.
La prevención laboral, más allá del cumplimiento normativo, debe centrarse en construir entornos de bienestar, donde las personas trabajadoras sean tratadas con dignidad, justicia y respeto.
Victor
Manuel Salazar Salazar: El
autor es Director de Relaciones Laborales en Clarios México. Su
trayectoria profesional en Recursos Humanos está conformada por más de 39 años
en la industria de manufactura con experiencia en Relaciones Laborales en
Mexico y Colombia. Por más de 10 años ha sido Asociado ERIAC y actualmente es
integrante del Comité Laboral de ERIAC Capital Humano. contacto@eriac.com.mx